Un día, la vida me golpeó tan fuerte que me enseñó a resistir. Un día, me mintieron de tal forma que me dolió y entonces aprendí a ir siempre de frente con la verdad. Un día, me falló quien menos imaginaba y entendí que las palabras hay que cumplirlas y de los actos, hacerse cargo. Además, un día lastimé a alguien y fue ahí cuando aprendí a pedir perdón. Un día lo viví triste y cuando llegó la noche me di cuenta que es mucho más lindo sonreír que llorar. Otro día, perdí mi tiempo con cosas que no valían la pena y noté que la vida pasa demasiado rápido para perdérsela esperando algo que nunca va a pasar. Un día, descubrí que tiene sentido enamorarse y pelear por lo que uno siente. Después de muchos días entendí, que en la vida todos te van a lastimar, pero tienes que encontrar a las personas por las que vale la pena sufrir. Tienes que sonreír. Tienes que saber amar. Tienes que tener la grandeza para aceptar tus errores y la valentía para pedir perdón. Tienes que compartir. Tienes que cumplir. Tienes que olvidarte de los que te critican y unirte a los que te quieren y por sobre todo tienes que vivir cada momento como si fuera el último.

lunes, 3 de junio de 2013

Todo cambia. Como decía Heráclito “no podemos bañarnos dos veces en el mismo río”. Cuando volvemos al río a bañarnos por segunda vez sus aguas ya son otras, están renovadas, se han transformado, ya no es el mismo río. El cambio es perpetuo. Nadie puede resistirse al cambio. Resistirse al cambio es como resistirse al paso del tiempo, una batalla perdida de antemano. Siempre estamos cambiando, mutando silenciosamente, aunque no lo escuchemos. Cambiar es inevitable. El cambio es la esencia de las cosas, de nosotros, del universo o será al revés? Que la esencia es la que permanece inalterable. Dónde está nuestra esencia, nuestro ser? Podemos ser los mismos si todo cambia, o somos los mismos a pesar de cualquier cambio? El cambio tiene sus tiempos, sus procesos. El cambio es algo orgánico porque está vivo. Tal vez la clave sea cambiar con el cambio. Resistirse al cambio es como querer congelar el agua del río para bañarse siempre en las mismas aguas. Cambio es revolución, y ninguna revolución puede ser amable, confortable, cómoda. Si no cambias con el cambio un día abrís los ojos y ves que todo cambió, y ahí estás perdido en lo desconocido. El cambio es una cuestión de tiempo. De tanto mover el árbol al final la fruta siempre cae. Y cuando el cambio llega no deja lugar a dudas. Cambia todo, arrasa, transforma, muta. El cambio es la esperanza en la desesperanza. Es confiar en que eso, como todo, también cambiará.

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