Un día, la vida me golpeó tan fuerte que me enseñó a resistir. Un día, me mintieron de tal forma que me dolió y entonces aprendí a ir siempre de frente con la verdad. Un día, me falló quien menos imaginaba y entendí que las palabras hay que cumplirlas y de los actos, hacerse cargo. Además, un día lastimé a alguien y fue ahí cuando aprendí a pedir perdón. Un día lo viví triste y cuando llegó la noche me di cuenta que es mucho más lindo sonreír que llorar. Otro día, perdí mi tiempo con cosas que no valían la pena y noté que la vida pasa demasiado rápido para perdérsela esperando algo que nunca va a pasar. Un día, descubrí que tiene sentido enamorarse y pelear por lo que uno siente. Después de muchos días entendí, que en la vida todos te van a lastimar, pero tienes que encontrar a las personas por las que vale la pena sufrir. Tienes que sonreír. Tienes que saber amar. Tienes que tener la grandeza para aceptar tus errores y la valentía para pedir perdón. Tienes que compartir. Tienes que cumplir. Tienes que olvidarte de los que te critican y unirte a los que te quieren y por sobre todo tienes que vivir cada momento como si fuera el último.

martes, 4 de junio de 2013

Una revolución es algo que de un momento al otro invierte el orden de las cosas. La revolución es una necesidad profunda de revertir una injusticia. Hay muchas revoluciones, pero ninguna moviliza tanto como la revolución del amor. La revolución del amor se siente en la piel, en el sudor, en la respiración, va de adentro hacia afuera, irrefrenable, imbatible. El amor es una revolución contra la tiranía de la soledad. El amor es liberación. Es la bandera roja que se eleva flameando en una calle gris. Revolución, revelación, suenan parecido porque significan lo mismo. El amor puede crear un lenguaje nuevo entre dos personas que hablan diferente idioma. Cuando el amor es revolución solo queda rendirse, no hay cárcel capaz de encerrarlo. Debemos aceptar que estamos rodeados y que nada va a poder detenerlo. Una vez que llegó la revolución del amor ya nada será lo mismo. Después de un largo tiempo aprendí que no hay tiempo, no todo es lo que parece, y que el amor es la más creativa de todas todas las revoluciones.

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