Un día, la vida me golpeó tan fuerte que me enseñó a resistir. Un día, me mintieron de tal forma que me dolió y entonces aprendí a ir siempre de frente con la verdad. Un día, me falló quien menos imaginaba y entendí que las palabras hay que cumplirlas y de los actos, hacerse cargo. Además, un día lastimé a alguien y fue ahí cuando aprendí a pedir perdón. Un día lo viví triste y cuando llegó la noche me di cuenta que es mucho más lindo sonreír que llorar. Otro día, perdí mi tiempo con cosas que no valían la pena y noté que la vida pasa demasiado rápido para perdérsela esperando algo que nunca va a pasar. Un día, descubrí que tiene sentido enamorarse y pelear por lo que uno siente. Después de muchos días entendí, que en la vida todos te van a lastimar, pero tienes que encontrar a las personas por las que vale la pena sufrir. Tienes que sonreír. Tienes que saber amar. Tienes que tener la grandeza para aceptar tus errores y la valentía para pedir perdón. Tienes que compartir. Tienes que cumplir. Tienes que olvidarte de los que te critican y unirte a los que te quieren y por sobre todo tienes que vivir cada momento como si fuera el último.

lunes, 31 de diciembre de 2012

Hay cambios que llevan tiempo, pero a veces es tiempo de cambiar. A veces hay que ponerse los pantalones largos, tomar la iniciativa y hacer el cambio. Saber a qué cambios o cuando es tiempo de cambiar es algo muy difícil, pero tal vez de eso se trate ser adulto. Hay una gran diferencia en darle tiempo a algo y dejar pasar el tiempo. Darle tiempo a algo es dejarlo madurar, es tener la valentía de saber esperar. Dejar pasar el tiempo es tener la cobardía de no hacer lo que queres hacer cuando lo queres hacer. Que el tiempo pase y el cuerpo te cambie es natural, no dejar pasar el tiempo y cambiar eso es madurar. Madurar es tal vez aceptar los cambios que vienen con el tiempo y saber cuándo es tiempo de cambiar. Por eso es tan difícil ser adulto, porque no es una cuestión de edad, podes tener 15 y ser muy maduro o tener 50 y ser infantil. Yo era una nena que se negaba a aceptar que había cambiado, hoy quiero ser una mujer que sabe cuándo es tiempo de cambiar. Tal vez hoy deje de ser una nena y aprenda a aceptar los cambios que trae el tiempo y aprenda a distinguir cuando es tiempo de cambiar.

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