Un día, la vida me golpeó tan fuerte que me enseñó a resistir. Un día, me mintieron de tal forma que me dolió y entonces aprendí a ir siempre de frente con la verdad. Un día, me falló quien menos imaginaba y entendí que las palabras hay que cumplirlas y de los actos, hacerse cargo. Además, un día lastimé a alguien y fue ahí cuando aprendí a pedir perdón. Un día lo viví triste y cuando llegó la noche me di cuenta que es mucho más lindo sonreír que llorar. Otro día, perdí mi tiempo con cosas que no valían la pena y noté que la vida pasa demasiado rápido para perdérsela esperando algo que nunca va a pasar. Un día, descubrí que tiene sentido enamorarse y pelear por lo que uno siente. Después de muchos días entendí, que en la vida todos te van a lastimar, pero tienes que encontrar a las personas por las que vale la pena sufrir. Tienes que sonreír. Tienes que saber amar. Tienes que tener la grandeza para aceptar tus errores y la valentía para pedir perdón. Tienes que compartir. Tienes que cumplir. Tienes que olvidarte de los que te critican y unirte a los que te quieren y por sobre todo tienes que vivir cada momento como si fuera el último.
lunes, 31 de diciembre de 2012
Cuando alguien te trata mal te preguntas por qué, qué quiere de mí? O cuando alguien te trata muy bien ya desconfías, qué quiere en realidad? Nunca se puede estar seguro de que es lo que quiere el otro y esa incertidumbre genera una especie de angustia. Y como esa duda nos genera angustia empezamos nosotros a dar respuestas y tratar de adivinar que quiere el otro en realidad. Asumimos y presumimos, damos una respuesta rápida y avanzamos, tal vez nos equivocamos pero ya no tenemos la angustia de no saber que quieren de nosotros. Angustia mucho no saber que quiere el otro de vos, te inquieta, te perturba. Por eso nos volvemos desconfiados, nos ponemos a la defensiva, asumimos siempre que las intenciones del otro no son buenas. Nunca podemos saber que quiere el otro o por qué nos quiere, eso es un eterno misterio. Por qué siempre caemos en la trampa de dar respuestas apresuradas? El bello siente que lo quieren solo por su belleza, el rico por su riqueza, el poderoso por su poder. Por qué pensamos tan mal del otro? El otro, sus intenciones siempre son una amenaza para nosotros. Por qué? Pero si dejáramos de adivinar y le diéramos la chance al otro de demostrarnos que siente, que quiere y por qué nos quiere tal vez nos sorprenderíamos. Si soportáramos esa angustia de no saber que quieren de nosotros tal vez algo nuevo podría llegar a nuestra vida. Si pudiéramos dejarnos atravesar por el deseo del otro, dejar que quieran algo, que nos quieran, dejar que pretendan cosas de nosotros porque eso es existir. El deseo del otro nos atemoriza, sentimos que quiere arrebatarnos algo muy preciado. Pero no es eso en definitiva lo que anhelamos? Que nos quieran por lo que somos, por lo que tenemos, por eso que nos hace únicos. Qué quiere el otro de mí? No sé, me quiere por las razones que sea, me quiere. Tanto cuesta hacerse cargo de eso? Tocar tu corazón. Tal vez eso es lo que quiere el otro cuando quiere algo de vos.
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