Un día, la vida me golpeó tan fuerte que me enseñó a resistir. Un día, me mintieron de tal forma que me dolió y entonces aprendí a ir siempre de frente con la verdad. Un día, me falló quien menos imaginaba y entendí que las palabras hay que cumplirlas y de los actos, hacerse cargo. Además, un día lastimé a alguien y fue ahí cuando aprendí a pedir perdón. Un día lo viví triste y cuando llegó la noche me di cuenta que es mucho más lindo sonreír que llorar. Otro día, perdí mi tiempo con cosas que no valían la pena y noté que la vida pasa demasiado rápido para perdérsela esperando algo que nunca va a pasar. Un día, descubrí que tiene sentido enamorarse y pelear por lo que uno siente. Después de muchos días entendí, que en la vida todos te van a lastimar, pero tienes que encontrar a las personas por las que vale la pena sufrir. Tienes que sonreír. Tienes que saber amar. Tienes que tener la grandeza para aceptar tus errores y la valentía para pedir perdón. Tienes que compartir. Tienes que cumplir. Tienes que olvidarte de los que te critican y unirte a los que te quieren y por sobre todo tienes que vivir cada momento como si fuera el último.

sábado, 8 de junio de 2013

Las mujeres siempre tenemos el poder, y al poder nos lo dan los hombres. Porque todo lo que hacen ellos, sean padres, hijos, amantes o enemigos simplemente lo hacen para llamar nuestra atención. Los hombres nunca saben cómo vamos a reaccionar, y eso los descoloca, los sorprende, los desestabiliza. Somos las mujeres las que siempre decimos sí o no, y en realidad les hacemos creer a los hombres que son ellos los que dicen sí o no. El poder de las mujeres reside también en cuanto nos necesitan los hombres, se sienten perdidos si les damos la espalda. Los hombres nos temen, por eso somos tan poderosas. Pocas cosas nos pueden frenar. Somos las mujeres las que entendemos bien el poder, está en nuestra naturaleza, en nuestra ideología. El hecho de ser madre, eso es poder o no? El poder de una mujer está en su corazón, en su intuición, en su instinto de protección. El poder de las mujeres está en su capacidad infinita de dar amor. Son los únicos seres capaces de experimentar el amor incondicional. Saben dar, cuidar y proteger la vida, y amar pase lo que pase. Maridos, hermanos, hijos, padres, amigos y novios le deben todo al amor de una mujer. Y todo lo que ellos hacen es un intento por correspondernos. Es un elogio a la mujer. Los nenes juegan a los soldaditos, las nenas a las muñecas. Ellos se preparan para conseguir la gloria y ofrecérnosla a nosotras.  Nosotras nos preparamos para darles la vida a ellos. La mujer vive para amar, y ese amor inmenso y arquetípico se transforma en fuente de energía para todos los que ocupan un lugar en nuestro corazón.

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